lunes, 28 de julio de 2008

UNA GOLONDRINA NO HACE VERANO


“Una golondrina no hace verano”, dice el refrán, y en la mayoría de los casos, por mucho que nos esforcemos en implantar dentro de las organizaciones un modelo de orientación al cliente, gestión de calidad o mejora continua, es posible que fracasemos si no logramos primero que estos conceptos sean internalizados por los distintos trabajadores de la empresa.
Toda organización tiene sus valores que le dan vida y se constituyen en el norte de su accionar diario. No obstante, es fácil que estos valores puedan desdibujarse si no van acompañados de hábitos y actitudes que conformen y consoliden el carácter de cada persona que trabaja en la empresa.

La sociedad actual está atravesando una era de permanentes transformaciones. Todo alrededor nuestro está cambiando; y no sólo cambia, sino que además lo hace a un ritmo cada vez más acelerado. Las organizaciones que no sean capaces de alinearse con esta dinámica, pronto se tornarán obsoletas. Mientras que algunos pueden considerar la obsolescencia como una consecuencia inevitable del cambio, los ejecutivos preactivos, por el contrario, buscan lograr una transformación organizacional que les asegure su supervivencia a largo plazo.
Claro que no se puede pensar en una transformación organizacional real si no se emprende primero una transformación a nivel individual. Y en este proceso de transformación gradual –primero personal y luego organizacional– está basado el modelo de Los 7 Hábitos de las Personas Altamente Efectivas, desarrollado por el Dr. Stephen Covey. Este enfoque permite que cada persona logre primero un mejor conocimiento de sí mismo, para luego descubrir y potenciar en toda su dimensión la interacción con los demás. Pero más allá de lo que se podría catalogar como “aspectos blandos”, los 7 Hábitos permiten obtener resultados objetivos y cuantificables en el desempeño de cada individuo.
Las personas con hábitos efectivos son las piedras angulares para formar organizaciones altamente efectivas. Es por esta razón que el desarrollo de estos hábitos a nivel personal, constituye la base para lograr la efectividad a nivel de la empresa. Los 7 Hábitos han permitido transformar a miles de organizaciones en todo el mundo, y actualmente la empresa de consultoría Franklin Covey asesora a 200 de las 500 empresas de la revista Fortune, así como a varios miles de pequeñas y medianas empresas, instituciones educativas y organizaciones gubernamentales y privadas en todo el mundo.
En una era caracterizada por las “soluciones rápidas” y la prescripción de “aspirinas sociales”, los 7 Hábitos no se presentan como un conjunto de recetas fáciles, o fórmulas fragmentadas de éxito pasajero. Por el contrario, en armonía con las leyes naturales, proporcionan un enfoque gradual y sistémico del desarrollo personal e interpersonal.
Implementar este concepto no constituye una labor fácil: es una tarea ardua, que exige un constante esfuerzo y tenacidad por parte de cada individuo. Supone desarraigar viejos hábitos e incorporar otros nuevos, lo cual conlleva desarrollar mucha disciplina, constancia y espíritu de superación. Pero al mismo tiempo, los logros que se alcanzan por medio de la internalización de los nuevos hábitos permiten alcanzar niveles de efectividad desconocidos hasta entonces, y experimentar un estado de armonía y paz interior, en el que cada individuo logra un equilibrio adecuado entre sus responsabilidades a nivel profesional, familiar, social y espiritual.
Según plantea Covey, la incorporación de los 7 Hábitos permite a los individuos dejar la etapa de dependencia e independencia, para alcanzar finalmente el estado de interdependencia. Las personas dependientes necesitan de otros para conseguir lo que quieren; las independientes lo consiguen valiéndose de sus propios medios, mientras que las personas interdependientes, combinan sus esfuerzos con el de los demás, logrando así un éxito mucho mayor. Esto se alcanza fundamentalmente a través del desarrollo de las habilidades para el trabajo en equipo, la actitud de una escucha empática y el logro de la sinergia. Como persona interdependiente cada individuo tiene la oportunidad de compartir profunda y significativamente con los demás, logrando así complementarse con los amplios recursos y potenciales de quienes lo rodean, y llegando a mejores resultados que los que hubiera alcanzado en forma individual.
Uno de los aspectos relevantes de los 7 Hábitos es el enfoque con el cual concebir las relaciones laborales. Dicho enfoque busca que los trabajadores alcancen su propia autonomía, para que se conviertan en responsables y protagonistas de sus propias tareas, y aporten de esta forma lo mejor de sí mismos.
Consecuentemente se erradica el concepto de que el rol del jefe es “fiscalizar”, al mismo tiempo que se elimina la actitud de los trabajadores de cumplir con sus tareas “sólo cuando hay alguien que los está mirando”. Mediante la internalización de los 7 Hábitos, la interacción entre jefes y empleados se caracteriza por una relación de respeto, donde la supervisión se torna prácticamente innecesaria, ya que cada uno es responsable de lo que debe hacer y lo hace con mucho profesionalismo. Como consecuencia, se reducen considerablemente los costos de la no calidad, se mejora en forma significativa la productividad y se establece un excelente clima organizacional.
Alcanzar un estadío de esta naturaleza supone cultivar una cultura de alta confianza entre todos los miembros de la empresa. Una cultura de este tipo pone a la organización en excelentes condiciones para adaptarse a nuevos cambios y le permite enfrentar más fácilmente los constantes desafíos que le plantea la sociedad actual.
Una breve descripción de los 7 Hábitos:
Proactividad: Nos faculta para responder de acuerdo con nuestros principios y valores, alcanzando así una gran libertad interior.
Comenzar con un fin en mente: hace posible tener una visión de lo que queremos lograr, otorgando un sentido a la vida.
Poner primero lo primero: es la disciplina de llevar a cabo lo importante, liberándonos de la tiranía de lo urgente.
Pensar en ganar-ganar: cuestiona la premisa de que la vida es un juego de “suma cero”, donde para que uno gane otro tiene que perder, sentando las bases para la convivencia y la equidad entre los seres humanos.
Buscar comprender primero y luego ser entendido: representa la esencia del respecto a los demás. Es la clave para las relaciones efectivas y posibilita los acuerdos de tipo ganar-ganar.
Sinergizar: es el resultado de cultivar la habilidad y la actitud de valorar la diversidad. Afilar la sierra: es el hábito de la mejora continua, usar la capacidad de renovarnos física, mental y espiritualmente.


No hay comentarios: